martes, 25 de febrero de 2014

EN LAS MONTAÑAS DE SUDAFRICA./ IN THE MOUNTAINS OF SOUTH AFRICA.

EN LAS MONTAÑAS DE SUDAFRICA.

Por septimo año consecutivo me encontraba en el aeropuerto de Sudafrica, y como siempre luis estaba esperandome, este año volvia con mas ilusion si cabe que en años anteriores, mi principal objetivo era intentar cazar un vaal rehbuck, un animal que he querido cazar desde hace varios años pero que por unas circunstancias u otras nunca había podido intentarlo. 
Luis y yo habiamos barajado varios opciones, y al final nos decidimos por ir a lydenburg ya que si teníamos suerte y cazábamos el vaal en los primeros días de safari, íbamos a intentar cazar otras especies que aun no tenia. 

Tras unas 3 horas de coche desde johanesburgo , llegamos por fin a la finca de caza, sin mas tiempo que el de centrar el rifle y dar una vuelta por la finca para ver como era el terreno. Tras dos disparos a la diana a algo menos de 100 metros el profesional quería que tirara algún tiro a 200 metros ya que normalmente no íbamos a tirar a menos de esas distancia, estos dos tiros no fueron tan buenos y creo que el profesional no estaba muy seguro de como iba a tirar, pero no me preocupaba nada, aun quedaba casi una hora de luz y decidimos dar una vuelta por si acaso, ya que el tiempo para los siguientes días no prometía ser muy bueno. 
Tras asomarnos a una gran montaña , y dejarnos los ojos a través de los prismáticos pudimos divisar los primeros vaal rehbucks, hasta 3 grupos distintos, pero todos estaban muy lejos, para intentar llegar con luz hasta ellos, así que decidimos dejarlo para la mañana del día siguiente. 
El vaal rehbuck para quien no lo conozca, es un animal de montaña, difícil de cazar, con muy buena vista, seguramente su caza no se puede comparar a la caza de los grandes animales de montaña como los ibex o los grandes carneros, pero no tiene nada que envidiarle... En ciertos momentos esta caceria me recordó por la zona a los machos monteses en teruel e incluso por su dureza a los rebecos en león. 

Por fin sonó la alarma, y lo primero que hago es levantarme corriendo para mirar si esta lloviendo, y me alegra ver que hace un buen día un poco nublado, y que por el momento no parece que vaya a llover. 
Preparamos todas las cosas y salimos al campo, el dueño de la finca nos sugiere que vayamos al otro lado de la carretera donde hay unas grandes montañas y grandes cortados, y donde dice que suele salir un macho grande con un par de hembras, y sin perder mas tiempo allá que fuimos. 





Dejamos el coche y empezamos a andar aun todavía sin subir mucha montaña y a lo lejos divisamos un grupo de 6 vaal rehbucks, un macho y 5 hembras, aun no sabemos como es el macho así que decidimos entrarle, nos colocamos todo lo cerca que podemos a unos 300 metros , ya que la escasa vegetación no nos permitia acercarnos mas, tras una primera observación me dicen que el vaal es bueno  y que es tirableyo habiendo vistos pocos vaal en mi vida, veo que es bueno pero creo que se podría mejorar, y luis así me lo confirma me dice que lo dejemos y que intentemos uno mayor, es el primer día de caza y acabamos de empezar , así que no hay que precipitarse. 

Tras dejarlo pasar , ahora si, empezamos una ascensión dura buscando la cima de la montaña hay muchas piedras por el suelo y eso dificulta aun mas la subida. Cuando estábamos llegando a  la cima el profesional me dice que tenga cuidado , que hay un pasto quemado allí que le gusta mucho a estos animales y que posiblemente veamos uno allí, y así fue, nos asomamos al pasto quemado, y vimos  un grupos de 3 vaals ,  dos hembras y un macho, pero estos nos ven al mismo tiempo que nosotros a ellos y salen corriendo, no nos da tiempo a ver el macho bien , pero parece bueno, los 3 animales vuelcan una colina, y nosotros nos apresuramos a acercarnos , para ver si no se han ido muy lejos. 
De nuevo nos asomamos con mucho cuidado, el profesional se asoma primero, y me dicen que están hay abajo que me prepare, el corazón se me dispara, pero de nuevo las 2 hembras y el macho salen corriendo, pero esta vez con mas suerte y antes de volcar de nuevo a un barranco donde ya iba a ser imposible verlos se paran, me preparo rápido, me apoyo sobre una piedra, están a unos 200 metros, y meto al vaal en la cruz, le pregunto a luis, como es , si es tirable o no, y me dice que si, que es muy bueno, que si estoy seguro tire, cojo aire de nuevo, meto al vaal en la cruz y aprieto el gatillo suevamente..... SECO dice luis, el animal cayo sobre su propia huella y no se movio ni un metro, un tiro perfecto.
Bien, suspiro, ya tengo mi vaal rehbuck,  no me lo creía estaba radiante de felicidad, tras varios años queriendo cazar este animal lo había conseguido, y sin duda alguna su caza era como esperaba, una caza de montaña dura y exigente. Luis y yo nos fundimos en un abrazo y nos acercamos hasta el animal, era precioso, con un pelaje muy bonito y con mucha densidad de pelo, y fue un gran trofeo tenia 8 pulgadas y media.







IN THE MOUNTAINS OF SOUTH AFRICA.

For the seventh consecutive year I found myself at the South African Airport and like always Luis was waiting for me. This year I was even more excited than previous years, my primary objective was to try and hunt a Vaal or Gery Rhebuck. An animal I had wanted to hunt for many years but for one reason or the other we had never been able to hunt.
 Luis and I had looked at various possibilities, but we finally decided to go hunting near the small town of Lydenburg in Mpumalanga. The idea was to try and hunt the Vaal Rhebuck and thereafter attempt to get a few species I hadn't hunted yet.

 After about a 3 hour journey from Johannesburg we finally arrived at the hunting farm, we only had enough time to shoot a few shots at the shooting range and have a drive on the farm to see the terrain. After a couple of shots at 100 metres they wanted me to try at 200 metres since this would be more or less the distance we would be shooting at, however these last shots were not as good as the previous ones and everyone looked a bit uncomfortable, but it didn't bother me. We still had an hour of daylight left so we decided to take a quick frive, since the weather forecast didn't look promising for the next few days. 
 We stopped to glass at the slopes of a big mountain and after glassing for a while with the binoculars, we started to spot animals. Three different groups of Vaal Rhebuck, but all too far to try and stalk before sunset, so we decided to leave them till the following morning. 



The Vaal Rhebuck for those of you who don't know it, is a mountain animal, difficult to hunt with very good eyesight, but not to the extent of the great mountain animals such as the Ibex and other sheep. This hunt at times reminded me of hunting the Spanish Ibex in Teruel or the Chamois in Leon due to its difficulty.

 Finally the alarm rang, I hurried to look out the window to see if it was raining, but to my surprise I see it is cloudy and doesn't seem like it will rain anytime soon. 
 We got all our stuff ready and drove to the farm. The owner suggested that we try on the left side of the road where there are big mountains with big gorges where they usually spot a group with a big male, so without wasting any more time we set off.


 We left the car and started to walk, we hadn't even started the climb when we spotted a group of 6 "vaalies" still a long way off, it looked like 5 ewes and one ram, but since we couldn't see his size we decided to take a closer look. We managed to get to about 300 metres from the group, but due to the scarce vegetation we couldn't get any closer. After a quick glance they tell me the ram is shootable, I hadn't seen manu in my life but I thought maybe we could find something bigger. Luis looked over to me and said we should leave him and try to find a better one since its only the first morning. 


 After letting the ram go, we started the hard climb trying to reach the summit of the mountain; however the many loose rocks on the floor make the climb slow and arduous. Just before we reach the summit they tell me there is a patch of burnt grass where the animals love to come out to feed. As we peered over the top of the mountain we saw a group of 3 Vaal Rhebuck, one male and two females, unfortunately they also saw us and started to run towards one of the gorges. The ram seemed to be big, but we hadn't had enough time to get a good look. We hurriedly try to get closer to where we think the animals would come out. We peer over some rocks and they tell me the group is standing there, my heart starts doing somersaults in my chest. Again the animals see us and start to make for the bottom of the gorge where it would be impossible to reach them. They stop to look back, before dissapearing, and I quickly get ready on a rock, the ram is standing 200 metres away and I ask Luis what he thinks. Luis hurriedly replies that the ram is big and I can I should shoot. I breathe in and steady the crosshairs on the rams shoulder and squeeze the shot off. "Stone dead" mutters Luis. Finally I had my Vaal Rhebuck; the animal hadn't even managed a step.
 I could barely believe it. I had wanted to hunt this animal for years and finally I got it. The hunt was as I expected, hard, challenging and exciting. Luis gave me a hug and we started to make our way towards the animal, he was beautiful with thick woolly hair and beautifully long and wide horns, which measured 8.5" a great trophy and in the end we still managed to get a few more animals, but you can read about that next time. 














viernes, 26 de julio de 2013

RECECHANDO EN LAS LLANURAS / STALKING THE OPEN PLAINS

RECECHANDO EN LAS LLANURAS

Me las arreglé para convencer a mi madre, para tomarnos un fin de semana libre para ir a cazar a la zona cercana a Badplaas, para intentar cazar Oribi, Bushpig y Blesbuck Blanco, animales que no había tenido aun la oportunidad de cazar.

La noche del jueves llego antes de lo esperado y me encontré sentado en el Land Cruiser con el rifle empaquetado y de camino a Badplaas. El paseo en coche era uno de aquellos en los que te encuentras dormido, probablemente debido a la hora tardía que comenzábamos el camino. Comenzamos la caza por la mañana después de probar el rifle en el campo de tiro. Tras dar una pequeña vuelta alrededor de la finca ya que nunca la habíamos cazado, y así aprovechar para ver e terreno.


En la finca había bastantes animales, cientos de Blesbuck, algunos Kudus y también vimos algunos Reedbuck de montaña corriendo a toda prisa a través de un Koppie cubierto de hierba. Angelo nos dejó al otro lado de la finca, aproximadamente a un kilómetro de donde habíamos visto a un grupo de alrededor de 20 Blesbucks sesteando en un valle, con unos cuantos blesbucks blancos. Metí una bala en la recamara y después de comprobar que teníamos todo, empezamos la marcha.

Caminamos lentamente disfrutando de la oportunidad de poder estar en el monte de nuevo, algo que sólo puedo hacer durante mis vacaciones debido a mis estudios. Nos encontramos encima de otra pequeña colina cubierta de hierba desde donde podíamos intentar ver la manada de Blesbuck. Nos sentamos y miramos a través de nuestros prismáticos, mi madre vio algunos Hartebeest y luego los dos vimos lo que habíamos estado buscando, la manada de blesbuck aún muy lejos, a unos 700 metros, pero ya no estaban tumbados, habían comenzado a caminar por el valle y tendríamos que darnos prisa para llegar a un grupo de pinos desde los cuales podríamos realizar un disparo. Desde nuestra posición también pude ver un buen macho que rondaría las 16 pulgadas, que sería nuestro objetivo. Caminamos a toda prisa por la hierba tratando de llegar a la pequeña arboleda de pinos desde donde esperábamos poder realizar el disparo.

De repente, un ruido nasal y profundo a mi derecha nos hizo parar, había un ñu azul de pie y a menos de 50 metros de nosotros ofreciendo un disparo frontal. Mi madre me instó a probar pero yo ya tenía un buen Ñu y tenía muchas ganas de conseguir un blesbuck blanco. Dejamos el ñu atrás intentando llegar a la arboleda de pinos lo antes posible. Nos deslizamos lentamente hacia una roca y vimos la manada de blesbuck que estaban haciendo su camino valle abajo y estarían a tiro si conseguíamos llegar hasta un hormiguero que estaba a unos 50 metros de nosotros.

Teníamos que arrastrarnos hasta el hormiguero, así que descargue el rifle y empecé lentamente a reptar hacia el termitero. Mi madre me seguía de cerca y no nos  atrevimos a deteneros hasta que llegamos al hormiguero.
Me senté y lentamente metí una bala en la recamara, los blesbucks estaban a unos 280 metros de nosotros y parecía imposible acercarnos más. Apoyé la bolsa en el hormiguero y mi rifle en la parte superior y miré a través de los prismáticos para tratar de identificar el macho que había visto antes, estaba a la izquierda de la manada, y era de sobra el macho más grande. Miré a mi madre y ella estaba de acuerdo en que era el más grande del grupo, sin más me tumbe y apoye el rifle en el
hombro y miré a través del visor. La cruz se estabilizo y lentamente subí la cruz por la pata del Blesbuck hasta llegar al codillo, tome un par de respiros y suavemente apreté el gatillo.

Al tiro el Blesbuck levanto la cabeza y miro a su alrededor, ''Bajo'' susurró mi madre. Metí otra bala rápidamente en la recamara y me encare de nuevo, esta vez coloque la cruz un poquito más alta y apreté el gatillo suavemente. El Blesbuck acuso el impacto y anduvo unos metros hasta detenerse con la cabeza baja, con prisa y nervios puse la cruz nuevamente sobre el codillo y apreté el gatillo con decisión, al impacto el Blesbuck se desplomo. El resto de la manada empezó una alocada carrera que concluyo con los Blesbucks deteniéndose a escasos 50 metros de nosotros!

Nos acercamos al Blesbuck con felicidad, y cuando llegamos a él era todo lo que yo podría haber esperado, cuernos largos y gruesos, y una hermosa capa de color blanco manchado de gris. Llamamos Angelo y pusimos el Blesbuck para fotos, Angelo fue el fotógrafo y mi madre y yo nos sacamos muchísimas fotos con nuestro precioso Blesbuck Blanco.


STALKING THE OPEN PLAINS

I managed to persuade my mother to take a weekend off and come hunting with me in the area close to Badplaas, where we would be looking for Oribi, Bushpig and White Blesbuck, all animals that I hadn’t had the opportunity to hunt yet.

Thursday night came sooner than expected and I found myself sitting in the Land cruiser with the rifle packed in and on our way to Badplaas. The drive there was one of those where you find yourself dozing off; probably because of the late hour we began the drive.

We began the morning hunt just setting the rifle on target, and then taking a short drive around the property we would hunt on just to see what was where as we had never hunted in this area. On the farm there was a few hartebeest, hundreds of Blesbuck, some Kudu and we also saw a few Mountain Reedbuck racing hurriedly across a grassy Koppie.


Angelo dropped me and my Mother off at the far side of the farm approximately a kilometre from where we had seen a group of about 20 Blesbucks bedded down in a valley, with a few large white rams. I chambered a round in my 270 and got my backpack ready as well as my binoculars and we started the walk. We walked slowly enjoying the chance of being able to be in the bush again, something I can only do during my Holidays due to my studies.

We found ourselves atop another small grassy hill from where we could try and spot the herd of Blesbuck. We sat down and glassed through our binoculars. My mother saw a few hartebeest and then we both saw what we had been looking for, the herd of blesbuck where still quite far off, about 700 meters, but they were no longer bedded down, they had started making their way down the valley and we would have to walk fast to get into position and be able to make a shot. From our position I managed to see a big ram which would push 16´´ and I made him my target. We walked hurriedly through the grass trying to make it to the little clump of pine trees from where we hoped to make the shot.
Suddenly a sharp nasal sound to my right made us stop, there was a mature blue wildebeest bull standing not 50 meters from us offering a frontal shot. My mom urged me to shoot however I already had a good Wildebeest back home and I really wanted to get a white blesbuck. We walked on leaving the wildebeest staring after us. We crept up slowly over a rise and saw the herd of blesbuck were making their way down the valley and would be within shooting distance when we got to the anthill which was 50 meters from us. Now we had to crawl the remaining distance, so I removed the bullet from the chamber, nestled the rifle onto my back and started to crawl forward. My mother followed closely behind and we dared not stop until we reached the anthill.

I sat down and slowly chambered a round, the blesbucks where standing about 280 meters from us and it seemed impossible to stalk any closer. I rested my bag on the anthill and my rifle on top and glanced through the binoculars to try and identify the big ram I had seen earlier. He was to the left of the main herd and was the biggest ram in the group. I glanced over at my mother and she agreed that this was the biggest of the group. I lay down and nestled the rifle into my shoulder and peered through the scope. The crosshairs steadied themselves gradually onto the rams shoulder and after taking a deep breath and exhaling I squeezed the trigger. At the shot the ram stood still, the only movement was to lift its head and look around, ´´ miss´´ my mom whispered. I chambered another round hurriedly and peered through the scope; I placed the crosshairs tight behind the shoulder and squeezed the shot off as gently as possible. The shot ran out and this time the ram jumped up and took a few steps before stopping with his head down, I chambered another round and squeezed off a third shot. The ram dropped in his tracks; the rest of the heard ironically ran past us at a distance of about 50 meters!

We made our way excitedly towards the Blesbuck and when we got there it was all that I could’ve hoped for, long and thick horns, and a beautiful cape. We called Angelo and set the ram up for photos, Angelo was the main photographer as me and my Mother sat proudly with our beautiful Blesbuck trophy.



lunes, 1 de julio de 2013

UNA MAÑANA PROVECHOSA / A FRUITIFUL MORNING.

UNA MAÑANA PROVECHOSA


Mi padre, Terry ( nuestro sabueso de Baviera) y yo nos encontrábamos en León de nuevo, habíamos hecho este largo viaje, unos 800 km desde córdoba, con la ilusión de poder cazar algún corzo y rebeco, llegamos por la noche al hotel El Pescador, como siempre nos estaban esperando, a pesar de la hora llegada, que estaba ya bien entrada en la madrugada, yo me fui a dormir nada mas llegar ya que el despertador estaba preparado para sonar a las 6:00 AM.


A las 6:30 estábamos ya camino del coto, aun de noche , pero queríamos llegar al cazadero con los primeros rayos de sol, mi padre quería intentar gastar su precinto de rebeco, decidí acompañarle ya que la caza del rebeco es mi favorita , es una caza dura, de alta montaña y que te exige lo máximo.


Amaneciendo llegamos al coto, y empezamos a subir hasta lo mas alto de este con el coche, una vez allí, preparamos todos los artilugios , rifles, prismáticos , mochilas , trípode…
Empezamos ahora si la ascensión andando, el terreno todavía no era muy duro aunque si bastante “empinado” cuando apenas llevábamos cinco minutos andando, y a través de los prismáticos, pudimos divisar a unos 600 metros un grupo de rebecos que estaban en una peña de difícil acceso, analizamos el terreno y le hicimos la entrada colocándonos a 280 metros, mas cerca era imposible sin que nos vieran y salieran corriendo, había que realizar un tiro rápido ya que el sol estaba saliendo justo por detrás de la peña y en pocos minutos no se vería nada.

 Mi padre no conseguía encontrar un apoyo bueno ya que el bípode que le había puesto al rifle se había roto por un lance que contare en otro momento, tuvo que apoyarse en la mochila, y una vez con ya con un punto de apoyo bueno , apretó el gatillo.
los rebecos desaparecieron sin síntoma alguno de haberle pegado al rebeco que tiro, había fallado, en ese momento hubo un silencio que se hizo eterno, ninguno de los dos nos atrevíamos a hablar, mi padre tenia un mosqueo considerable, tras unos minutos pensando en que hacer, decidimos seguir camino adelante ya que ya estábamos casi en lo mas alto del coto y era una pena bajarnos sin intentarlo de nuevo, pero nada mas echar a andar sin apenas dejarnos avanzar 15 metros, se nos presento una nueva oportunidad, esto es lo bonito de la caza, una gran rebeca aparecía sola, en la peña donde anteriormente había tirado mi padre, ahora si se apoyo bien con la ayuda de una malla ganadera que había, tumbado en el suelo y bien apoyado, medí con el telemetro y le dije que la rebeca estaba a 290 metros, y tiro, la rebeca se quedo quieta por un momento se movió unos metros y se volvió a parar , mi padre volvió a tirar, y la rebeca se perdió detrás de una piedra.
 Le dije que pensaba que estaba muerta allí detrás ya que no había salido por ningún lado, y es mas que le había dado los dos tiros, como era normal y por lo difícil de llegar hasta la rebeca y por joven me había tocado a mi la tarea de ir hasta el trofeo, después de media hora subiendo llegue y efectivamente allí estaba detrás de la piedra y con los dos tiros, era una gran rebeca después la medimos y se quedo a dos puntos de bronce, ya de vuelta al coche se podía apreciar la cara de satisfacción de mi padre.


Una vez en el coche y ya casi guardando los “ trastos” me pareció ver algo a lo lejos, entre mi padre y yo pudimos distinguir que era un corzo macho, aunque tenia algo raro en la cuerna, sin pararnos mas tiempo empezamos la entrada, la verdad que estaba en un sitio en la que la entrada no era muy difícil, nos pudimos colocar a unos 100 metros de donde debería de estar el corzo, me tumbe sobre una piedra con mi rifle apoyado en la mochila, y cual fue nuestra sorpresa que cuando miramos a la zona donde estaba el corzo este había desaparecido, no estaba por ningún lado, con cara de incredulidad mi padre y yo nos miramos sin poder darnos una explicación, pero de pronto y a unos 150 metros a la
derecha apareció con su particular trote y en dirección a nosotros, a 120 metros se paro y aunque no totalmente de lado me ofreció un buen disparo, dispare y el corzo dio una vuelta en el aire espectacular empezó a bajar mal herido y se paro a 50 metros tumbándose.
 fui a cobrarlo y cuando me acerque a el se levanto, saliendo corriendo, por suerte pude realizar otro disparo, abatiéndolo definitivamente.
El corzo resulto tener un trofeo defectuoso , muy bonito era mi primer trofeo defectuoso y estaba muy contento, eran las 11 de la mañana y ya teníamos en el zurrón una gran rebeca y un bonito corzo, no podíamos haber tenido una mañana mas provechosa.


A FRUITIFUL MORNING.


My dad, Terry ( our bavarian hound) and I were in Leon again, having made this trip of over 800 kilometers from where we stay, with the excitement of being able to hunt a Roebuck and a Chamois. We arrived in the early hours of the morning, and as always the friendly people of El Pescador were waiting for us. I went to sleep as we arrived, with my alarm clock already set for 6 am.

At 6.30, even though it was still dark we were on our way to the hunting area, as my dad wanted to arrive with the first rays of sunlight to try and hunt a Chamois, which by the way is my favourite type of hunt, it is a hard and demanding hunt up in the mountains.

We arrived at dawn, and once there we prepared our gear, rifles, binoculars etc. We started walking, in terrain that wasn´t too hard, however it was very steep. 5 minutes into our stalk, through the binos we saw a group of Chamois at about 600 meters from us, on a rock with very difficult access. We paused, analysed the terrain and decided to stalk them to a distance of under 280 meters, we could not approach any closer as we would’ve been discovered. It had to be a quick shot, as the sun was rising right behind the Chamois and we wouldn´t be able to see. My dad was struggling to find a good rest, but finally resting on the backpack he squeezed the trigger. The Chamois disappeared without any symptom of having been hit. Silence, that’s all there was for a couple of minutes that felt like eternity. Miss. I was too scared to utter a word, my dad was angry and after a few minutes we decided to carry on as we were on the highest point of the farm and it would have been a pity to not give it another try. We hadn´t walked 15 meters, and we had another opportunity. This is the beauty of hunting.

A big female Chamois, appeared alone, on the same spot we had previously seen the other group. Using what we found around us, and lying on the ground, I measured with the rangefinder and slowly whispered the distance. 290 meters, the shot rang out, the Chamois stood still for a moment, moved a few steps and stood still again, my dad squeezed the trigger for a second time and the Chamois disappeared behind a large boulder of rock. ´´ I think it´s dead, dad´´ - I said. I hadn’t stopped looking through my binoculars and I hadn’t seen any movement around the area where the Chamois had disappeared. As the youngest of us, it was my duty to go and retrieve the trophy. After a difficult 30 minute climb, I reached the place where the Chamois was. It lay behind the boulder, dead; it was an exceptionally big female that after being measured just fell short of the bronze medal. The return to the car was a happy walk with the chit chat of the experience and I could admire the satisfaction on my old man’s face.


Once in the car whilst we were busy putting our gear away, I thought I saw movement through the corner of my eye. We both grabbed our binos and saw that it was a roebuck, although we could see that it had some kind of abnormality in the horns. Without saying a word we started our stalk, which was not a very complicated one. We managed to approach to about 100 meters of where we thought the roebuck was. I lay on the floor on top of a rock, resting on my bag and started to aim. I looked at my dad looking for an explanation as the roebuck had vanished. Suddenly at about 150 meters to my right we saw the roebuck, that appeared trotting towards us and at about 120 meters he stopped. He was not completely broadside, but offered me a clear shot. Slowly I squeezed the trigger aiming for the base of the neck as he was quartering towards us. The roebuck jumped and turned in the air and started to descend towards the thick bush and it lay down after a mere 50 meters.
 I went to look for him and as I approached the spot, he stood, and ran and with luck I managed to shoot him in mid run.
As we had previously seen he was deformed. It was my first of such kind and I was ecstatic, it was 11 am and we had already hunted a great Chamois and a beautiful roebuck. Overall it had been an extremely fruitful morning.



martes, 25 de junio de 2013

COMIENZO DEL GRAND SLAM: SPRINGBUCKS NEGRO Y COBRE / THE START OF A GRAND SLAM:THE BLACK AND COPPER SPRINGBUCK

El Springbuck Negro


Pasé la mañana sentada en un puesto con Juan Carlos, uno de los arqueros que habían venido en compañía de Moisés. A las cuatro de la tarde me llamo Peter y me preguntó si me gustaría ir a intentar un Springbuck Negro en una de las fincas de Jannie. Sin dudarlo un momento mi respuesta automática fue un - sí- En el coche estaban Peter y Koos du Plessis, los dos profesionales que me acompañarían esa tarde y con los que compartí muchos buenos ratos, muchos difíciles de olvidar. Al entrar por la puerta de la finca Koos se sitúo a mi lado, en la parte de atrás del coche, mientras que Peter desenfundaba y me pasaba un rifle Sako calibre 30.06.

Al poco rato divisamos los primeros animales, una manada de Blesbuck blancos entre los cuales había un par de hembras de Springbuck negro. A la vuelta de la esquina me esperaba la imagen con la que había estado soñando tantas noches. No solo uno sino cinco Springbuck machos, todos de un color negro intenso, aparecieron detrás de un recodo. Automáticamente y sin esperar más cogí el rifle y me preparé esperando a que los profesionales me indicasen cual era el animal que debería intentar abatir.
Koos me susurró al oído que el mejor macho era el que estaba situado detrás de un arbusto de espinos, mientras Peter me “cantaba” la distancia: 220 metros. Lo metí en el visor subi un poco el tiro y apreté el gatillo sin dudar, el Springbuck dio un salto y empezó a correr, pero a los pocos metros cayó y de manera sorprendente, se incorporó rápidamente y emprendió de nuevo una carrera enloquecida que me impediría volver a verlo ese día. Al llegar al campamento mientras en un rincón le contaba a mi padre lo que había pasado, Koos y Peter me calmaban asegurándome que a la mañana siguiente lo encontraríamos.

Dormir esa noche fue casi imposible, , y al amanecer ya estaba más que dispuesto a vérmelas cara a cara con él. De camino a la finca, Koos y yo íbamos conversando sobre el plan que utilizaríamos. Tras muchas discusiones el plan final seria el siguiente: con la ayuda de Klokke, nuestro pistero bosquimano, seguiríamos las huellas desde el lugar donde cayo el día anterior, mientras que Koos por su lado subiría a un cerro cercano desde donde intentaría divisarlo con la ayuda de unos potentes prismáticos.
Apenas había transcurrido una hora cuando me llamo Koos por la radio diciéndome que el Springbuck llevaba la mano izquierda rota, y que se había echado a descansar bajo la sombra de una acacia. Rápidamente Klokke y yo emprendimos el camino montaña arriba a donde estaba apostado Koos sentado a distancia de tiro de donde estaba tumbado el Springbuck. Me apoye y cuidadosamente apunte al codillo del animal, al segundo tiro el animal se quedo clavado en el sitio. Mientras Koos traía el coche yo miraba y acariciaba el primero de mis Springbucks, con su capa totalmente negra y cuernos preciosos. Aproveché para llamar a mi padre y contárselo.

Por la noche ya en el campamento, le repetiría un sinfín de veces toda la historia, y esa noche los sueños se llenaron de las imágenes vividas durante aquel día en el que yo me enamoré de los Springbucks, y empecé a completar un “Gran Slam” con el que había soñado desde niño.



Springbuck Cobre


El amanecer del día siguiente fue nublado y triste, pero mejoró en cuanto me preguntó Jannie si me apetecía ir con él a intentar un Springbuck Cobre. Aquella tarde de camino a otra de sus fincas, la conversación pasó de cómo pensaba naturalizar los trofeos de Springbuck, al Rugby y acabamos hablando de la lluvia y de lo seco que estaba el campo, todos ellos son temas más que importantes en esta zona del mundo.

Entrando por la puerta de la finca, el ritual del rifle del día anterior se repitió, y metí las balas en el cargador del rifle. Esta vez se trataba de un 7X57. Mientras conducíamos por la finca sentado al lado de Jannie, y éste me comentaba que junto a otros 4 granjeros de la zona estaban intentando mejorar la calidad de sus Springbucks mediante una cuidada selección. Sin darme tiempo a contestar, Jannie divisó a unos 150 metros un monstruoso Springbuck. Mientras con la ayuda de sus prismáticos intentaba valorar el trofeo, yo me preparaba en el asiento trasero del pick up para un posible tiro rápido.
Intentamos en vano cortarle el camino, porque el springbuck cansado de nuestra presencia, salió disparado hacia zonas más altas, y no paró hasta alcanzar el otro lado del valle. Rápidamente Jannie me “canto" la distancia confirmando que estaba a 280 metros al tiempo que me sugería apuntarle al lomo para compensar la caída de la bala. El retroceso me hizo perder el animal de vista, pero el grito de alegría de Jannie me indicó que el animal había caído redondo. No daba crédito a mis oídos a pesar de mi falta de experiencia en tiros largos, el animal había caído tieso a casi 300 metros.

Cubrí los últimos metros casi a la carrera ya que este era uno de los springbucks que más ilusión me hacía. En cuanto cogí sus bellos y retorcidos cuernos supe que se trataba de un trofeo descomunal. La sonrisa que esbozaba el rostro asombrado de Jannie delataba su orgullo por la altísima calidad del trofeo, el mejor cobre abatido en su finca hasta la fecha. Mientras que el pelo del lomo se le erizaba (una reacción natural en estos animales que se conoce como “la flor”), cosa que hacen todos los Springbucks al morir, aprovechamos para sacar unas primeras fotos. Más adelante sacamos alguna mas, aprovechando un termitero sobre el que se podía apreciar su magnífico trofeo. Cuando llegué al campamento, la sonrisa que llevaba en la cara hizo que mi padre adivinase que la tarde había sido un éxito para mí, e incluso durante la cena la conversación giró en torno al gran trofeo de Springbuck cobre que había conseguido. Esa noche me dormí con una sonrisa de satisfacción en los labios, que continúo situada en mi cara durante el desayuno de la mañana siguiente.



The Black Springbuck

 I spent the morning sitting in a blind with Juan Carlos, one of the bow hunters that had come with Moises. At four in the afternoon Peter called me and asked if I would like to go and try to hunt a Black Springbuck on one of Jannie´s farms. Without hesitating, my automatic response was ´´Yes! ´´

Sitting in the car were Koos du Plessis and Peter, the two professional hunters who would accompany me that afternoon and with whom I shared many unforgettable times. Upon entering the farm, I sat on the back of the car with Koos while Peter handed me a 30.06. Soon we spotted the first animals, a herd of white Blesbuck, among which were a couple of black Springbuck females. Just around the corner I saw the image that had been in my mind for many years. Not just one but five Springbuck males, all of a dark black color, stood not even 250 meters away. Without waiting I took the rifle and got ready waiting for the ph´s to tell me which one was the biggest

. Koos whispered to me that the best male was the one behind the thorn bush, while Peter “called" the distance: 220 meters. I aimed through the scope placing the crosshairs a little higher up the shoulder and pulled the trigger without hesitation. The Springbuck jumped and started running, but a few meters further he collapsed, but only for a mere second. He got up and dashed into the bush, and we didn´t see him again that day. Sitting in a corner at the camp I told my father what had happened, while Peter and Koos calmly assured me that the next morning we would find our Springbuck.

 Sleeping that night was almost impossible, the Springbuck appeared in all my dreams, and at dawn I was more than willing to find my Springbuck. On the way to the farm, Koos and I were talking about the plan we would use. After much arguing, the final plan was as follows: with the help of Klokke, our Bushman tracker, we would follow the tracks from the place where the Springbuck had fallen the day before, while Koos would go to a nearby hill and try to spot it with the help of his powerful binoculars.

Hardly an hour had passed when Koos called on the radio saying that the Springbuck had a broken left leg, and had bedded down to rest under the shade of an Acacia tree. Klokke and I quickly made our way to where Koos was sitting and watching the Springbuck. I carefully aimed and touched off the shot, the Springbuck merely dropped his head and it was all over.

While Koos brought the car I stared in awe at the first of my springbucks, with its all-black coat, and lovely horns. I took the opportunity to call my dad and tell him we had finally found it.

That night in the camp, I repeated the story countless times. I had started to complete my "Grand Slam” a dream I had had since I was a child.



Copper Springbuck

The following morning awoke sad and cloudy, but it improved when Jannie asked me if I wanted to go with him to try for a Copper Springbuck. On the way to another one of his farms, the conversation went from how I would mount the Springbucks to rugby and about the rain and how dry the bush was, all very important issues in this area of the world.

Driving through the gate of the farm, the rifle ritual from the previous day was repeated. This time it was a 7x57. As we drove through the farm sitting next to Jannie, he told me that he and 4 other farmers from the area were trying to improve the quality of their Springbucks through careful selection, but before I could answer, Jannie spotted a Copper Springbuck about 150 meters away. While Jannie was trying to see the quality of the trophy through his binoculars, I was getting ready in the back seat of the pickup waiting for the opportunity to present itself.


The springbuck tired of our presence, took off towards higher ground, and did not stop until he reached the far side of the valley. Jannie quickly confirmed the quality and the distance, 280 meters. Jannie suggested that I should aim about 10 cm higher to compensate for the drop. The recoil made me lose sight of the animal, but Jannie told me that the animal had fallen. I could not believe my ears, despite my lack of experience on longshots, the animal had fallen at almost 300 meters.

 I covered the last few meters almost at a run as this was one of the springbucks that I had really hoped to get. As I took his beautiful and twisted horns in my hands I knew that it was a huge trophy. Jannie´s smile showed his pride and happiness since this was the best copper Springbuck shot on his farm to date. While the hair on the back was bristling (a natural reaction in these animals known as "the flower"), which all springbucks make when they die, I took the opportunity to take some quick photos. Later we took some more, using a termite mound on which you could see the magnificent trophy against the sky.

When I got to camp, the smile I wore on my face made my father guess that afternoon was a success for me and even at dinner the conversation turned to the large copper Springbuck trophy I had hunted. That night I slept with a satisfied smile on my lips.

viernes, 21 de junio de 2013

EL LANCE POR ENCIMA DE TODO / THE HUNT IS WHAT MATTERS


                       EL LANCE POR ENCIMA DE TODO




Quiero contaros el lance de un impala que tuve en Sudáfrica junto a mi gran amigo luis.

Era mi cuarta visita a Berta, finca a la que le tengo un cariño especial ya que es donde he dado mis primeros pasos en África, en lo referente a la caza.

Ya había cazado anteriormente un impala pero le dije a luis que este año quería cazar otro, ya que es un animal que me gusta mucho.

Luis estaba de vacaciones por lo tanto podía estar conmigo durante mi safari. Estábamos solos en la finca, no había clientes en esa semana y luis padre estaba en la otra finca que tienen, así que teníamos toda la finca para nosotros solos ¡ que peligro!

Salimos por la mañana temprano, con Eliphas un magnifico pistero, y con una condición física extraordinaria, luis y yo íbamos dentro del coche al principio de la mañana ya que hacia bastante frío, y no pensábamos empezar a cazar hasta una zona bastante alejada del campamento, pero a los 10 minutos de salir del campamento , Eliphas grito BUSHPIG! BUSHPIG!, luís me dijo corre bájate y tírale, dicho y hecho, me baje y cargue tan rápido como pude y le dispare mientras corría entre el monte, estos cochinos no saben lo que corren los nuestros entre jara y jara, callo al instante. Era mi primer bushpig, estaba muy contento. El bushpig es un animal nocturno, y es muy difícil verlo durante el día.

 La jornada de caza no podía comenzar mejor, después de las correspondientes fotos, seguimos nuestro camino en busca del impala.

Pero nuestra oportunidad no iba a llegar hasta por la tarde, estábamos en la zona de malapchani, cerca del río , y habíamos visto varios impalas pero ninguno nos convencía.

Quedaba poco tiempo de luz y de pronto vimos el cuerpo de un impala detrás de unas acacias, a unos 200 metros, no podíamos ver su cabeza, solo su cuerpo que permanecía inmóvil sin hacer el mas mínimo movimiento.

Nos acercamos hasta unos 150 metros, era imposible acercarse mas ya que el impala estaba atento, aunque seguíamos sin ver la cabeza, por la dirección en la que estaba colocada su cuerpo podíamos adivinar que el impala estaba mirando hacia donde estábamos nosotros.

Nos sentamos, y miramos a través de los prismáticos intentando ver los cuernos del impala, pero no había forma, solo veíamos la base de estos, por la base parecía un impala bueno, eran bastantes gordas y era de un impala ya maduro. Luis me dijo que había visto por esa zona no hace mucho un impala bastante bueno y que alomejor era ese.

Permanecimos allí mas de 10 largos minutos, esperando que el impala se moviera, pero nada ni el ni nosotros nos movimos como vigilándonos el uno al otro, luís y yo comentamos que había que decidirse ya, en 5 minutos no se vería apenas nada. Luis me dijo que no podía asegurarme que fuera un impala grande, y yo le dije que no quería jugármela, pero entonces tanto a el como a mi nos entro como una extraña decepción, como que después de la entrada y de estar un buen rato observándolo nos íbamos a ir sin el, entonces comprendí que tenia que cazar ese impala, que ese era mi impala, que lo importante no era el trofeo, si no el lance y poder cazarlo junto a mi amigo.

 le dije a luís, ábreme el trípode que lo voy a tirar, a el le cambio la cara. Con, mucho cuidado me levante despacio, y apoye el rifle en el trípode, meti al impala en la cruz y apreté suavemente el gatillo, el impala acuso el tiro, anduvo unos 20 metros y cayo. Nuestra felicidad era extrema, nos acercamos hasta el impala, y pudimos comprobar que no era todo lo grande que esperábamos, pero no me importaba, estaba contento, había podido cazar un impala junto a mi amigo, en Sudáfrica, y los 2 solos sin ayuda de nadie mas, la entrada fue preciosa en definitiva es uno de esos lances que no se olvidan, y en los que al final el trofeo es lo de menos.




THE HUNT IS WHAT MATTERS

I want to tell you the story of an Impala hunt in South Africa with my good friend Luís.

It was my fourth visit to Berta, a farm I hold very dear because it is where I took my first steps in hunting in Africa.

I had previously hunted an Impala but I told Luís that this year I wanted to hunt another one, since it is an animal I really like. Luis was on vacation so he could be with me during the hunt. We were alone on the farm as there were no clients that week and Luís´ father was at the other property they have, so we had the whole farm to ourselves!

We left early in the morning with Eliphas, a brilliant tracker with an extraordinary physique. Luis and I were inside the car in the beginning of the morning as it was quite cold, and did not think to start hunting until we reached an area further from the Lodge. 10 minutes after leaving camp Eliphas banged on the roof of the car and yelled: “Bushpig! Bushpig!” Luis told me to get out of the car as fast as possible and try to get a shot. I got out and loaded the gun as fast as possible and managed to pull off a shot at the trotting bushpig. Our wildboar in Spain run much faster in the bush, which made the shot easier for me. At the shot the bushpig dropped in its tracks, I was ecstatic! The bushpig is a nocturnal animal and it is very rare to see one during the day.

 Our hunting day could not have started better! After taking some photos, we carried on in search of the Impala.

 Our chance would not come until later in the afternoon, we were hunting the area known as Malapchani, which is very close to the Mutamba River. We saw several Impala but none that really caught our eye.

Shooting light was running out when we suddenly saw the body of an impala standing behind some acacias, about 200 meters away. We could not see his horns, he stood motionless, blending into the bush perfectly.
We cautiously approached to within 150 meters, but could not get closer because the Impala was very wary. We still could not see his horns, but we could see that he was facing us.

We sat and looked through the binoculars trying to see the Impala’s horns, but to no avail. We could only see the bases, which were very thick and we could see it was an old animal. Luis told me he had seen a pretty good Impala in this area not too long ago, and that maybe this was the same one because they are very territorial.

We sat there for over 10 minutes, waiting for the Impala to move, but he wouldn’t give us a glimpse of his horns. Luís and I whispered to each other that we had to make a decision now because in 5 minutes it would be pitch dark. Luis told me that he could not be sure if it was a big impala, and I told him I did not want to take the chance.
All of a sudden a strange sense of disappointment swept over us, the stalk had been beautiful and we had sat there for a long while watching the impala only to turn around and go back home empty handed.
It was then that I realized that I had to hunt this Impala, this was my Impala, no matter the horn length, the actual hunt was what mattered. The important thing was to be able to share this hunt with my friend. I told Luis to set up the shooting sticks because I wanted to shoot this Impala. His face changed and he rapidly set up the sticks. I gently placed the rifle on the sticks and looked through the scope, the Impala appeared in the scope and I placed the crosshairs where the neck joined the body because he was quartering towards us. I squeezed the trigger and we heard the impact of the bullet, the Impala managed only 20 steps before collapsing. Excitedly we walked up to the Impala, he was very old, with worn down tips and thick bases. He was not enormous but he had loads of character and that was enough for me.
I was happy that I could hunt this Impala, in South Africa, with my friend and no one else’s help. It was one of those stalks that will never be forgotten, and this goes to show that the hunt itself is more important than the horn length.